Hace unos años, cuando Aquarius nos empezó a acostumbrar a relacionar publicidad con el calocillo más humano, y cuando mucho antes BMW nos ponía los pelos de punta con tan solo pensar en el placer de conducir, todavía no teníamos idea de que en 2010 habría un spot, español además, que nos haría tirarnos siete minutos llorando a moco tendido.

Porque oye, al compartir esta clase de cosas, uno siente que tal vez lo mejor sea decir: «Si alguien puede verte llorar, mejor míralo en otro momento más íntimo», pero qué narices, que la gente que tienes alrededor te vea llorar todo lo que haga falta. Identifícate y que se identifiquen. Emociónate y que se emocionen. Daos un abrazo, avisad al jefe para que deje lo que esté haciendo y se acerque a mirar. No, no le mandes un privado o un mensaje directo: Que se levante y venga aquí, a tu pantalla, donde al pasar esos siete minutos (y cuatro sentidos) pueda demostrar que aunque a veces no lo parezca, él también es humano 😉

Los créditos de esta obra de arte -porque lo es- se incluyen al final del propio spot. ¿Lista la caja de pañuelos? Dale al play:

Si no te ha conmovido hasta la médula, háztelo mirar.

[Via Paquirrín Elías]